Pedro Gubbins: la experiencia de un ex director AOA

¿Hace cuánto decidiste asociarte a la AOA y por qué? ¿Qué valor le ves a pertenecer a esta organización?

Nos asociamos hace dos años. Básicamente, y esto probablemente le pasa a varias oficinas que son socios más nuevos, nos sentíamos un poco solos. El estudio de la arquitectura en la universidad es súper de compañía, de trabajo en grupo, intergeneracional. Pero cuando empiezas en el mundo laboral, a ejercer la práctica privada, se vuelve súper individual. Nosotros somos bichos sociales al final, nos encanta estar con más gente, compartir experiencias y creemos que la AOA era el mejor canal oficial para poder conocer en qué estaban las otras oficinas. No es un tema de competencia, sino más bien de cómo podemos nutrirnos, conocer otras realidades. Nosotros hacemos casas, no tenemos nada que competir con una oficina que hace edificios, pero sí hay mucho aprendizaje cruzado y creo que la AOA permite justamente tener esas conversaciones.

¿Por qué decidiste dar un paso más activo en la organización y postularte al directorio?

Creo que muchas oficinas jóvenes como la nuestra, que hay varias en la AOA, y muchos que no pertenecen a la asociación, están muy perdidos y no saben cómo partir con una oficina. Cómo salir a vender, mejorar la gestión interna, posicionarse, temas que al final se resuelven con ensayo y error. A nosotros por suerte en los últimos años nos ha ido bien y me nace el poder ayudar a otros: si nuestros errores sirven para apalancar y colaborar con que otros no cometan los mismos, podemos compartirlo entre colegas.

Me interesa mejorar en general el rubro, creo que nuestro gremio tiene empresas que están sumamente profesionalizadas y también hay muchas otras que no, lo que al final no es bueno para nuestra industria. Hay que profesionalizarse, sobre todo a nivel de gestión interna. Ahí está un poco mi deseo de participar en el directorio.

¿Por qué decidieron trasladarse a Santiago? ¿Es el ejercicio de una oficina de arquitectos más difícil estando en regiones?

¡Yo creo que en ese tiempo no teníamos tan claro cómo implementar el teletrabajo! (Risas) La administración -con pocos recursos- de dos oficinas separadas geográficamente, es súper difícil, había mucho tema de recursos. Y en un momento, se tomó la decisión que para la estrategia a largo plazo de la empresa, lo mejor era instalarse dentro de una ciudad con mejor conectividad. Lamentablemente Valdivia tiene serios problemas en este punto. Estábamos con muchos proyectos esparcidos por Chile, entonces salir en avión si teníamos que viajar con el equipo operativo de Valdivia a Coyhaique, significaban horas y horas.

Estuviste un año asociado a AOA con una oficina regional ¿Qué medidas concretas crees que podrían mejorar la relación de AOA con oficinas que se encuentran fuera de Santiago?

Yo creo que es un tema que aplica para regiones y oficinas chicas de Santiago. Pienso que la AOA necesita mostrar que también la componen empresas pequeñas, de menor escala, humanizarla un poco. Desmembrar un poco el elefante y hacerlo digerible (risas). Yo creo que mucha gente ve a la AOA como los gallos que hicieron el Costanera Center y no ven que también hay oficinas que practican arquitectura súper cotidiana, del día a día, y que de esta experiencia sí se pueden nutrir. Creo que cuando ves algo que está tan lejano al final te ahuyenta un poco. Creo que la incorporación mía y en representación de lo que nosotros somos, puede ayudar a que gente de regiones y de oficinas más chicas tengan ganas de participar en una entidad gremial.