Los arquitectos tras la reconstrucción
Ximena Joannon y Cristián Sáez, arquitectos de la Universidad Católica, llevan años trabajando en el proyecto para darle nueva vida a la incendiada parroquia de la Veracruz. Han tenido que enfrentar distintas etapas, como la aprobación de la propuesta por parte del Consejo de Monumentos Nacionales y de la Dirección de Obras de la Municipalidad de Santiago.
Ambos permisos ya fueron otorgados y ahora tramitan el de la Seremi Metropolitana
“Si hay un aspecto que me gusta del proyecto es el trabajo que han realizado los arquitectos es de primera”, comenta el padre Osvaldo de Castro, párroco del templo. “Son personas muy profesionales, han entrado con mucha profundidad en la historia del templo y han querido recuperar esa historia también a través de la arquitectura. El proyecto tiene una belleza muy especial, me encanta cómo conversa con el barrio e incorpora salas de exposición para que a través del arte, la belleza y la espiritualidad, las personas tengan una experiencia de Dios”
La propuesta busca “restaurar la iglesia y rehabilitar el conjunto parroquial completo, reconstruyendo algunos elementos y estableciendo nuevos espacios que se abran a la vida urbana”, comentan los arquitectos, quienes han estudiado con acuciosidad las dimensiones históricas y religiosas de la iglesia, además del diseño original del templo, en cuyas medidas se aplica la proporción áurea. Los dos profesionales conversaron con “El Mercurio” sobre el proyecto.
¿Qué opiniones hubo en las consultas comunitarias?
“Durante estos cinco años hemos estado en contacto con la comunidad, con académicos y con las autoridades pertinentes. Se conversó y trabajó con la comunidad parroquial y vecina, con el Consejo de Monumentos Nacionales, con la Dirección de Obras de la Municipalidad de Santiago y con profesionales del área del patrimonio, a través de varios grupos de trabajo y de participación ciudadana. Opinaron vecinos residentes, locatarios, personas que trabajan en el barrio y antiguos vecinos que visitan la parroquia por el gran cariño que le tienen. Gradualmente el proyecto fue asimilando esas opiniones, como la idea de que la parroquia y sus edificaciones contiguas configuren un solo conjunto, más abierto, que recupere su rol público y sus cualidades originales. Por ejemplo las tejas de arcilla en su cubierta que le aportaban más firmeza estructural, los muros laterales de ladrillo a la vista y su color blanco”.
¿Quedará alguna huella del incendio?
“El proyecto propone despejar la mayor cantidad de superficie, para albergar un museo y centro cultural, que pueda convivir de buena manera con el quehacer parroquial y a su vez recuerde los múltiples episodios históricos que se han vivido en este espacio. En el interior de la iglesia quedarán algunos vestigios, como imágenes incendiadas o algún elemento arquitectónico no estructural que recuerde el incendio. Durante el período de elaboración de la propuesta final, el Consejo de Monumentos desestimó dejar en forma permanente el aspecto actual del espacio interior, hoy oscurecido por el incendio. Se optó por hacer prevalecer la lectura de su momento original”.
¿Cuáles son los ejes del proyecto?
“En primer lugar, recuperar la lectura original del monumento en cuanto a su origen y sentido, que es donde radica su potencia, revalorizando sus atributos arquitectónicos, estructurales y artísticos. También restaurar su belleza espacial y arquitectónica, complementándola con elementos de orden contemporáneo, que faciliten su uso y lectura, para así elevar el espíritu en su experiencia cotidiana, Buscamos, asimismo, que se pueda apreciar su historia y experimentar la reconciliación, razón por la que fue levantada esta iglesia entre 1852 y 1857, con el propósito de restaurar los lazos entre Chile y España. Y como templo católico consagrado a la advocación de la Vera Cruz, se busca recuperar su uso litúrgico con la dignidad que requiere, además de recordar el misterio del sacrificio de Crista en la cruz, que es un símbolo del perdón, reconciliación y esperanza de resurrección.
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