Señor Director:

Hace cuatro años, nuestras ciudades sufrieron la destrucción de patrimonio e infraestructura. Las consecuencias siguen afectando la calidad de vida de los barrios y centros urbanos. Muchos supermercados, farmacias y otros servicios quemados no volvieron a reconstruirse o están abandonados, dejando a vastos sectores sin este servicio.

Lo que hoy recordamos no es para celebrar pero sí para aprender que a nuestro espacio público y nuestro patrimonio hay que cuidarlos y protegerlos. Parafraseando al slogan de hace años en Santiago, ‘si no ayuda a construir no ayude a destruir’.