Señor Director:

Hace unos días nos enteramos cómo será la nueva Villa Panamericana para los Juegos de Santiago del año 2023. Se trata de un complejo emplazado en el Parque Bicentenario de Cerrillos, con edificios que tendrán más de 1.000 departamentos para alojara 7.000 atletas de 40 países. Una vez terminados los Panamericanos de Santiago, el conjunto se habilitaría como viviendas de subsidio, formando parte de un complejo mayor que albergará a familias en un entorno con buen equipamiento urbano y conexión al metro.

En este caso, buscando asegurar la concreción del proyecto, las obras se adjudican a un oferente que incluye el diseño, la construcción y su financiamiento. Parece razonable, los recursos son escasos, los plazos acotados y debe primar la eficiencia. Pero así también se pierden algunas buenas oportunidades. En este caso, al privilegiar objetivos de corto plazo, como es contar con la Villa para esa fecha, se desaprovecha la oportunidad de convocara un concurso de arquitectura abierto que nos invite a imaginar ese lugar como un verdadero aporte a la ciudad y la calidad de vida de sus futuros habitantes.

Creemos que proyectos públicos de esta envergadura y de esta importancia para Santiago, además en este caso significativos para nuestra imagen como país, debieran definirse a partir de concursos abiertos de arquitectura. Puede ser un camino que no está libre de riesgos y deliberaciones, pero así lo hacen en muchas partes del mundo y con buenos resultados. Hoy, los niveles de transparencia y participación ciudadana que demandan todos, llaman a pensar de otra manera, asegurando de paso, a partir de una sana competencia, los mejores proyectos que se merecen nuestras ciudades.