Las organizaciones vecinales, universitarias, gremiales y autoridades que participaron recientemente en la visita de los expertos de la Unesco a la ciudad de Valparaíso, en su mayoría, estarían de acuerdo con inscribir al sitio en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro. Así, dicen, se lograría que las autoridades prepararan planes de gestión del patrimonio de la ciudad y poder revertir el degradante estado en que se encuentra.

No tener planes de gestión ni programas de educación para “identificar, proteger, conservar, revalorizar y transmitir a las generaciones futuras”, según promueve la Unesco, es una realidad evidente y pone en peligro su permanencia como Patrimonio Mundial. Los vecinos piden también que la dirección del sitio no dependa de una corporación municipal, como hasta ahora, para evitar las prioridades políticas de turno en la toma de decisiones de inversión. Asimismo, requieren un plan director para el manejo del sitio y que el Plan Regulador se actualice consecuentemente con ello.

No es muy difícil concluir que la principal falla en esto no es sino la falta de una legislación adecuada y moderna. Es por ello que durante cuatro años la Subsecretaría de Patrimonio consultó a numerosas organizaciones para elaborar y redactar una nueva ley que fue aprobada transversalmente por la Cámara de Diputados y que está alojada, sin avances, en el Senado desde marzo.

La nueva ley establece una manera actualizada de enfrentar el manejo y la preservación, junto con incluir el patrimonio inmaterial, los lugares de memoria y el patrimonio del paisaje, métodos de control y financiamiento, beneficios tributarios y subsidios, junto con disponer fondos en el presupuesto para fiscalización y elaboración de inventarios. Otro aspecto que considera son los planes de gestión municipal del patrimonio y la armonización con los planos reguladores de los municipios.

Es importante, entonces, sensibilizar a las autoridades para que tomen las medidas necesarias para sacar adelante esta importante ley que facilitará la gestión en el manejo de un sitio Patrimonio Mundial de la Humanidad como lo es Valparaíso, o de lo contrario asumir su eliminación como Sitio Mundial, lo que ya ha ocurrido en otros lugares.