08 de junio de 2020

Recordamos a Jorge Swinburn Pereira

Arquitecto de casas blancas, luminosas, en las que la sencillez de diseñar con lo esencial se manifestó en todos sus proyectos. La época de los años 60 y 70 en los que Jorge Swinburn realizó parte importante de su obra, caracterizada por la austeridad y en la que la ostentación y alardes arquitectónicos no tenían cabida. Éramos un país distinto, más pobre pero también más austero, su arquitectura un testimonio fiel de lo que no debiéramos olvidar y que sí debiéramos tener presente hoy en nuestro quehacer arquitectónico tan necesario para reparar el exceso y el dispendio presente en lo que estamos haciendo.

La vitalidad de los espacios que componen los proyectos del arquitecto, tienen como foco a las personas, ajenos a egolatrías personalistas y por sobre la exposición innecesaria de la obra como un objeto. Ajena a toda expresión escenográfica, la obra de Swinburn se basa en la virtud de lo esencial lo que se refleja en proyectos que se expresan con la modestia de la sencillez pero con la elegancia de las proporciones y la materialidad justa.

 

Académico Universitario en las Facultades de Arquitectura de la Universidad Católica y la Universidad de Chile, tuve la suerte de tenerlo como Profesor de Historia de la Arquitectura en la FAU. Sus conocimientos entregados con generosidad, sumados a su carácter tranquilo y medido, fueron para nosotros un regalo en la época de los años 70 tan convulsionados y revueltos socialmente.

 

En la generalidad de sus proyectos se lee este carácter con edificios que expresan y se manifiestan reposados y sencillos pero fuertes en sus conceptos arquitectónicos que se sustentan en el reconocimiento de sus pares. El Premio Nacional de Arquitectura sin duda muy merecido por Jorge Swinburn le fue esquivo y no se le otorgó, sin embargo su trayectoria silenciosa fue destacada en el libro de Ediciones ARQ en el año 2007 del que Artes y Letras de El Mercurio destacaba: “esta singular experiencia del Arquitecto en los años sesenta con sus casas de 140 metros cuadrados con muros blancos, galerías y patios, levantadas con pocos medios, donde su modestia aparente solo acentúa la solidez de una propuesta que ofrece una modernidad íntima y cotidiana”.

 

Hoy con la distancia de los años que han pasado, podemos lamentar la pérdida de esta modestia y de esta arquitectura silenciosa de nuestros tiempos, sin estridencias ni escenografías de ningún tipo que nos invita a redescubrir a Jorge Swinburn Pereira, Arquitecto y Pintor que con la elegancia de la sencillez nos convoca aún después de su partida.

 

Yves Besançon P

Director Revista AOA

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