“La idea original es abrir en 2030”, señala desde Doha
ELEGIDO ENTRE 400 PROYECTOS:
Alejandro Aravena diseña lo que será el Museo de Arte Contemporáneo en Catar
GUILLERMO V. ACEVEDO DESDE CATAR
El arquitecto visitó el país árabe para seguir afinando el tercero de los emblemas culturales que tendrá esa nación. Señala que resolver el déficit habitacional en Chile exige “innovar” y generar viviendas que puedan ser ampliadas por las familias.
Comenzó diseñando viviendas sociales y hoy es parte del “triángulo de hierro” de la cultura que se construye en la ciudad de Doha, Catar. Y es que el Museo de Arte Contemporáneo del país fue diseñado por el estudio chileno Elemental, liderado por el arquitecto Alejando Aravena. Y es justamente el tercer pilar del circuito de museos junto a arquitectos históricos como el chino Leoh Ming Pei, que ideó el Museo de Arte Islámico (además de La Pirámide del Museo de Louvre o el World Trade Center), y el francés Jean Nouvel, que creó el Museo Nacional de Catar (y edificios como el Louvre Abu Dhabi).
Esta semana, Aravena aterrizó en Doha para realizar una conferencia en el marco del programa Years of Culture del gobierno catarí, que busca mostrar su cultura al mundo y que este año tiene a Chile como país invitado, y al arquitecto como uno de sus embajadores. En la instancia expuso acerca del proyecto insigne que prevé levantar en el país.
El museo se ubicará donde hoy opera la principal empresa de harina y de producción de pan del país. Sus silos estarán integrados al diseño, que en general también responde a su naturaleza industrial, además con calles públicas, patios, plazas, teatros al aire libre y tiendas. Aún no hay fecha para el comienzo de las obras, ya que deben desocupar primero el área.
Son días movidos en Doha. El programa Years of Culture y el aniversario de Qatar Museums incorpora exhibiciones, inauguraciones, encuentros de artistas y convenciones, las cuales justamente confluyeron esta semana en la ciudad que busca abrirse al mundo a través del arte, el deporte y la cultura. Aquí los visitantes se mezclan entre los atuendos árabes, el entorno integra la modernidad de los rascacielos y tecnología con la cultura y tradición local, y los acoge con una temperatura de casi 40 grados cada día.
En conversación con “El Mercurio”, detalló que la propuesta de Elemental fue elegida entre alrededor de 400 proyectos que postularon y que hasta hoy ha mantenido una estrecha relación con Al-Mayassa Bint Hamad bin Khalifa Al Thani, quien impulsa los proyectos culturales del país y es hija del emir Hamad bin Khalifa Al Thani.
El académico de la Universidad Católica, y profesor titular en el Politécnico de Milán, fue elegido como jurado en el concurso para el pabellón de Catar en la Biennale de Ve-necia, donde fue curador, y ahora es también presidente del jurado del premio Pritzker de arquitectura. Junto a él viajó un equipo de tres arquitectos de Elemental, que harán un taller de una semana con estudiantes de la región árabe.
—Al ser un proyecto de largo plazo, ¿seguirán colaborando en el futuro?
“Es un proyecto tan grande que además del museo involucra un ‘creator village’, por lo tanto, aparecerá una nueva ciudad aquí, entonces es bien difícil no estar involucrado con la sociedad de Catar en general. Vamos a ver cómo nosotros como arquitectos generamos la infraestructura para que se expanda esa sociedad”.
—¿Ya hay un plazo definido de apertura del museo?
“La idea original es abrir en 2030. Cuando nos den el vamos, nosotros vamos a iniciar nuestro proceso”.
—El proyecto ha mutado, ¿también el presupuesto?
“En este concurso había un presupuesto que venía dado, cercano a USS 700.000. En estos días tenemos reuniones donde se coordina la reprogramación y habrá un presupuesto completamente distinto, que ahora va a ser del orden de los US$ 1,5 millones, o sea, ya duplicó el encargo incluso antes del di-seño. La relación entre presupuesto y trabajo profesional se alimenta mutuamente muchas veces durante el proceso”.
—¿Es inusual?
“El proyecto que estamos haciendo ahora en Suiza, para el Banco de Pagos Internacionales, es un proyecto que tomará 10 años siendo solo una torre, y tiene revisiones de presupuesto cada cuatro meses”
Si bien no se conoce aún la estimación de costo total, existe el antecedente de lo que se invirtió en los otros dos museos de Arte Islámico y Nacional, cifras de entre US$ 300 y US$ 400 millones.
Elemental tiene actualmente 15 proyectos en diferentes etapas de desarrollo, diez de ellos fuera de Chile, cuenta. En Chile siguen desarrollando proyectos de viviendas sociales, la reconstrucción en Viña del Mar y en Choapa.
Y mantiene una mirada crítica respecto al contexto local, las políticas habitacionales y cómo se ha gestionado la reconstrucción de sectores de Viña del Mar luego del megaincendio. Hoy apunta a que parte de la solución a la crisis de vivienda y las tomas de terrenos podría venir desde una innovación en las políticas habitacionales, y que estas deberían integrar a las personas en el financiamiento de la ampliación de sus viviendas.
—Conocidas las deudas del Minvu, ¿Qué salida ve al problema de las viviendas sociales?
“El desafío en Chile parte desde la evidencia. Cuando uno compara lo que se es capaz de entregar como estándar dentro del marco de la política habitacional, es siempre menos que lo que termina ocurriendo cuando uno va a ver cómo vive la gente después de entregado el proyecto.
Esa evidencia muestra que las familias amplían al menos el 50% más de los metros cuadrados que reciben. Hemos hecho algunas presentaciones en la comisión de Vivienda del Congreso, mostrando lo que hemos llamado ‘la triple brecha’, que es un triángulo que tiene que ver con la cantidad de unidades al año que se construyen, la superficie de las unidades que se entregan, y el tiempo que tiene que esperar una familia por una solución habitacional, para que su incentivo no sea la toma ilegal de un terreno”.
—¿Es un tema de planificación?
“Cumplir la meta del Minvu de 100 mil viviendas exige que sean tamaños pequeños. Y así estar en los tiempos; eso, sabiendo que lo que se entrega hoy es insuficiente.
Hacer viviendas de mayor tamaño implica construir menos, con lo que crecería el déficit y a su vez, el tiempo de espera de una familia, lo que pone mucha presión al allanamiento o a la toma de terrenos”.
—¿Las tomas entonces no tienen solución?
“Hoy en día no es solo un problema habitacional, el problema es de las mafias organizando las tomas de terrenos. En un congreso en México, la exministra de Vivienda de Perú comentó que la segunda industria más importante en ese país es el mercado de suelos. La necesidad de las personas moviéndose hacia las ciudades es tan grande que hay una demanda enorme que el Estado no es capaz de tomar, y estos números no son demasiado distintos en Latinoamérica”.
—¿Se puede solucionar desde la política pública?
“Cuando vez que una familia que por cuenta propia es capaz de pasar del estándar de vivienda social que recibe con recursos públicos, a lo que realmente necesita, eso lejos de ser una incapacidad es una enorme capacidad que uno tendría que poder canalizar y entender que la gente es parte de la solución y no del problema.
Eso es una manera de enfrentar la unión de recursos públicos, recursos privados, y de las propias personas, porque tienen la capacidad de contratar servicios para ampliar sus casas, pero si tus diseños no están preparados para la ampliación, va a ser muy difícil y muy cara esa ampliación; en cambio, un buen diseño podría usarse como parte de la solución y no del problema.
Para eso hay que hacer una innovación en la política, que permita que a lo público y lo privado se le agregue este componente de las personas como parte de la solución
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