18 de enero de 2018

La Moneda enjaulada

Por Ignacio Hernández Masses

Vicepresidente AOA.

La Tercera.

¿Qué justificación puede tener el cerco permanente, pero de confección y carácter precario, barato y provisorio, cuyo diseño no respeta ni guarda relación alguna con la belleza de nuestro palacio de gobierno, ni el de las plazas que lo anteceden por sus fachadas norte y sur, cuyos nombres son, irónicamente, Plaza de la Ciudadanía y Plaza de la Constitución?

A ojos de un ciudadano común y corriente, ninguna. A ojos de un arquitecto, tampoco. Y a ojos de nuestras máximas autoridades políticas no debiera estar siquiera permitido un gesto así, pues este edificio representa la institucionalidad y convivencia de nuestra nación dolorosamente dañada, pero felizmente restaurada.

En efecto, por estar La Moneda enjaulada, la ciudadanía está impedida de acercarse a este edificio simbólico que nos representa y que se supone cercano y accesible a todos. Por otra parte, esta triste imagen transmite distancia, desconfianza y hasta desprecio hacia nuestros ciudadanos. Ni su arquitecto Joaquín Toesca concibió de esta manera el edificio, ni el arquitecto Cristián Undurraga concibió así estos espacios públicos, todos delicadamente diseñados pero ofendidos con esta intervención que, aunque provisoria, se nos presenta como definitiva.

Si no se atreven a retirarlas, decidan entonces una versión permanente, pero digna. La máxima autoridad del país, en el edificio de mayor representatividad democrática de nuestra nación, debiera demostrar este respeto por nuestras ciudades y símbolos. Es de esperar que la inminente mudanza y llegada del nuevo inquilino sea la oportunidad perfecta para ello.

Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir una red amplia de vínculos con la sociedad.