Señor Director:

El Gobierno, a días de terminar su gestión, anuncia planes con bancos de suelos y medidas para la construcción de viviendas para parte de las 600 mil familias que esperan una casa propia. Esto debiera alegrarnos, pero no es así, ya que esas familias llevan años, algunas más de nueve años, esperando por una solución habitacional. No son familias sin nombre, el Ministerio las conoce a todas y las ha ignorado por años. Han pasado tres gobiernos y ellos, organizados, han trabajado haciendo cientos de trámites, cumpliendo todos los requisitos una y otra vez. El abandono y la burocracia los han hecho a un lado.

El Estado tiene todas las herramientas para ser un garante de los Comités de Viviendas que trabajan incansablemente para conseguir un terreno, y cuando lo consiguen las promesas de la autoridad desaparecen.

La falta de viviendas es una emergencia nacional y la autoridad debería por cualquier medio atenderla. Esto es un imperativo moral, ético y urgente.

Estos anuncios son inexplicablemente tardíos y son la prueba de una insensibilidad deplorable.