La ciudad y las palabras de Cercas
Se viene una nueva sesión de “La Ciudad y las Palabras”, con la presencia de Javier Cercas como invitado a presentar su nueva novela el 7 de mayo próximo: “El Loco de Dios en el Fin del Mundo”. Conseguí un ejemplar del libro hace unos días y he leído menos de la mitad de sus páginas.
El ciclo “La Ciudad y las Palabras”, iniciado en 2007 bajo el alero del Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica, fue creado por el arquitecto Fernando Pérez O., quien continúa asesorando el programa. Actualmente, es dirigido por Pedro Alonso y coordinado por Loreto Villarroel. El ciclo ha traído a la Universidad Católica a los mejores escritores extranjeros de la actualidad, incluyendo a numerosos premios Nobel. También han participado algunos notables cineastas. En esta ocasión el invitado, Javier Cercas, es un destacado escritor español merecedor de varios premios y reconocimientos en su país y fuera de él.
El título del ciclo indica que el invitado relaciona su obra literaria o cinematográfica con la ciudad. Por otro lado, se trata de una ocasión única de conocer en persona al autor de obras notables. Esta experiencia es bastante original. En general, el autor es un desconocido para el que se enfrenta a su obra. En este ciclo se junta la obra con su autor en vivo. El autor está en vivo con su presencia, su voz, sus modales, su ritmo, sus movimientos, su temperamento. Con sus opiniones sobre su obra, sus comentarios, sus respuestas al público. Una experiencia única.
En este caso, Javier Cercas presenta un nuevo libro, que el azar ha querido que coincida con la muerte del papa Francisco y la experiencia del autor con el pontífice en su viaje a Mongolia. Se trata de una novela sin ficción, en parte autobiográfica. En lo que he leído hasta el momento, el libro me ha abierto una nueva mirada sobre Francisco. Esta mirada, hasta donde he avanzado con la lectura, no viene de la vivencia de Cercas directamente con el papa, porque aún no ha comenzado el viaje a Mongolia, sino que lo hace desde la experiencia de reuniones con cardenales, asesores, periodistas cercanos al pontífice. Y surge un hombre que, visto por ellos, abre una dimensión desconocida y fascinante de su persona. Aparece a través de ellos, un hombre lleno de humor, sabiduría, libertad, amplitud de criterio, sorprendente e imprevisible, teniendo siempre a Dios en el centro. Y hasta donde he leído, el relato está profundamente enlazado con la ciudad del Vaticano, los encuentros en sus salas y en los alrededores de la ciudadela, sentado desayunando en una cafetería o comiendo pasta y tiramisú con un cercano al papa, conversando sobre su persona y sobre temas profundos.
Notable es la condición de Cercas para aceptar la invitación del papa a Mongolia: poder estar unos minutos a solas con el pontífice para hacerle unas preguntas. ¿Su madre nonagenaria y enferma, volverá a encontrarse con su padre cuando muera? Y preguntarle sobre la resurrección de la carne y la vida eterna. Como dice Cercas: “He aquí un loco sin Dios persiguiendo al loco de Dios hasta el fin del mundo”.
Desconozco lo que sucederá a continuación y al final del libro. Conociendo la intención del autor y sin saber el desenlace, la obra se lee como un thriller y me surgen innumerables preguntas que me gustaría hacerle a Cercas. Preguntas sobre su declarado ateísmo y lo que ha sucedido con ello después de esta experiencia. Pero tal vez esta y otras dudas quedan aclaradas en lo que me queda de lectura. No lo sé. Frente a él en la presentación del próximo 7 de mayo, veremos.
Será interesante observar cómo Cercas, con su estilo único y su capacidad para entrelazar temas complejos, responderá a las preguntas que surgirán del público, y cómo conectará su narrativa personal y los aspectos más íntimos de su obra con la experiencia urbana y humana que el ciclo busca destacar. La mezcla de literatura, espiritualidad y urbanismo promete un evento único que, más allá de explorar los misterios de la fe y la existencia a partir de la persona del papa Francisco, parecerá tender un puente entre la palabra escrita y las experiencias vividas.
José Domingo Peñafiel
Socio de Peñafiel Arquitectos
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