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Vocación versus parcelación


Por Ángela Delorenzo, directora de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA).


En relación al Decreto de Ley 3.516 referente a la división de predios rústicos o parcelas de agrado, hoy en proceso de modificación, parece claro que su aplicación se ha alejado del objetivo que lo originó, transformándose en la principal y desorganizada vía de expansión urbana en áreas rurales, carentes de instrumentos de planificación efectivos. Obviando la realidad de patrones de asentamiento rururbanos y sus requerimientos de inversión en infraestructura y servicios asociados. No logrando proyectar el inminente desarrollo de forma anticipada y propositiva y no reactiva, como sucede actualmente.


La discusión del decreto sólo incrementa su uso, en respuesta a que éste pueda ser aún más restrictivo en términos del tamaño de la subdivisión permitida. En el corto plazo, tendremos más parcelas en vez de nuevos barrios o nuevos núcleos rururbanos, debidamente proyectados y en acuerdo con la vocación de sus territorios.


El tema central y no abordado es que el foco en la densidad y tamaño predial no es la respuesta al problema de planificación en cuestión. Se trata de comprender la vocación de los suelos y la existencia de herramientas de planificación que permitan combinar desarrollo con la protección de corredores agrícolas o ecológicos de valor real y, efectivamente, concentrar densidades con potencial para urbanizar, inclusive si resultan más altas en estos sectores rurales, pero de forma coordinada y anticipada.


Es decir, el problema en cuestión no es la existencia del Decreto 3.516, sino la inexistencia de una planificación a escala local, capaz de anticiparse a las necesidades del mercado y comprendiendo la vocación de los diferentes suelos, alineando los intereses público-privados de los actores hacia un desarrollo sostenible de largo plazo.


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