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RENACE EL CASTILLO DE PIRQUE
Luego de nueve años en desuso, este edificio acaba de reabrir sus puertas para convertirse en un epicentro de conversación e intercambio de ideas. Su arquitectura histórica, dañada por el último terremoto, fue rescatada por el arquitecto Teodoro Fernández mediante un minucioso trabajo patrimonial.

En 1907, los hijos de Francisco Subercaseaux encargaron, como regalo para su padre, este castillo al arquitecto Alberto Cruz Montt, quien se inspiró en el estilo francés renacentista para crear una elegante casa de campo de tres plantas conocida como Las Majadas de Pirque.
Ubicado a los pies de la cordillera, en medio de viñedos y potreros agrícolas, este edificio fue luego adquirido por la familia de José Julio Nieto en 1918, cuya descendencia lo mantuvo hasta fines de 2006, cuando fue comprado por el empresario argentino Wenceslao Casares, pensando en su residencia definitiva.
Pero esta idea en mente no perduró y luego de asociarse con los empresarios chilenos Pablo Bosch, Diego Valenzuela y otros inversionistas minoritarios, decidieron que este lugar se convirtiera en un sitio de conversación, donde instituciones, organizaciones y empresas pudieran desarrollar aquí sus encuentros, reuniones de trabajo y jornadas de capacitación.
-Buscamos recuperar este lugar emblemático, no solo para Pirque, sino para toda la ciudad de Santiago, pues se encontraba en un estado de mucho abandono y deterioro. Hemos querido generar el primer epicentro de conversaciones de América Latina, la primera fábrica de capital social en Chile -dice Pablo Bosch. (www.lasmajadas.cl)
El reciente ganador del Premio Nacional de Arquitectura, Teodoro Fernández, fue el responsable de la restauración de este lugar con el objetivo de mantener su carácter original. El arquitecto cuenta que este proyecto de conservación se desarrolló en varias etapas, antes del terremoto de 2010, cuando se hizo un completo diagnóstico estructural, y después de este suceso, donde la reconstrucción se realizó en forma cabal debido a los graves daños que sufrió el inmueble, lo que generó una obra sismo-resistente.
-Los dueños decidieron que este edificio pasara al siglo XXI al considerar que pertenece al imaginario colectivo de una comunidad y de un país. Puede ser difícil decidirse a invertir, pero de alguna manera los propietarios valoraron la imagen o el nombre de lo que es Las Majadas, especialmente para emprender la tarea de transformarlo en un centro de conversaciones. Lugares así ya no existen, este es un sitio muy especial -comenta el arquitecto.
La restauración comenzó por la limpieza y remoción de todas las estructuras dañadas por el terremoto, para luego afianzar los cimientos. Se crearon muros de hormigón usando como moldaje exterior las paredes existentes de las fachadas, además de nuevos subterráneos. La torre sur se demolió por completo y se rehízo en hormigón; la torre norte, por su parte, no se mantuvo, ya que con el terremoto desapareció desde su base. Toda la albañilería de ladrillo, de 80 cm de espesor, los cimientos de piedra, la techumbre de pino Oregón, baldosas de piedra, parqués originales, vitrales, mosaicos, balaustras y lámparas fueron restauradas.
-Hay que decir que el período económico de Chile entre 1910 y 1912 fue bastante parecido a lo que sucede ahora, en el sentido de que muchos elementos eran de libre importación. Se traía gran parte de las puertas y ventanas desde Estados Unidos, también el pino Oregón para los pisos, elementos de hojalatería de las techumbres y, al mismo tiempo, empezaron a instalarse empresas que hacían elementos decorativos interiores en yeso o en mortero -explica Fernández.
El extenso parque que rodea a este castillo también formó parte del trabajo de restauración, basándose en el diseño que implementó, en 1909, el paisajista francés Gustave Renner en este predio de ocho hectáreas y media. La paisajista Alejandra Bosch, de la oficina Lyon Bosch Arquitectos, llevó a cabo esta renovación permitiendo que el proyecto, más allá de transformar el parque, recuperara su estructura original: se reconstruyó la circunferencia central y los recorridos en torno a esta, haciendo intervenciones de acuerdo a su nuevo uso.
-Fue un desafío trabajar con un parque consolidado de árboles de más de 100 años que se encontraban con cierto grado de abandono. Como primera estrategia encargamos al ingeniero agrónomo y paisajista Héctor Reyes un levantamiento valorado de cada uno de los mil árboles. Una vez determinado el estado fitosanitario de cada uno de ellos, propusimos trasplantar algunas de las palmeras que habían crecido desordenadamente, talar árboles que se encontraban en mal estado y volver a plantar otros, para recuperar los mil árboles originales -detalla la paisajista.
Un diseño de vanguardia
Los espacios generosos permitieron al diseñador Santiago Valdés, de la oficina Cristián Valdés, crear una ambientación simple, flexible y de estilo contemporáneo, respetando al edificio como factor predominante.
Siguiendo un criterio uniforme, gran parte de los muebles se diseñaron para este proyecto en particular, también otros se encargaron al exterior cumpliendo con las funciones de uso y estética, como los sillones Mammoth para la marca NORR11, sillas Vitra de los autores Jasper Morrison y Antonio Citterio y lámparas de Tom Dixon y la barcelonesa Santa & Cole.
«En cuanto a texturas, se usaron maderas pigmentadas y tonalidades neutras, para que aparezcan leves en relación a la gran cantidad de detalles que tiene el palacio», describe Valdés.
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